lunes, 29 de enero de 2018

Luis Álvarez Duarte: “Sevilla es muy difícil. No se puede innovar demasiado”

Luis Álvarez Duarte: “Sevilla es muy difícil. No se puede innovar demasiado”


Luis Álvarez Duarte. / Álvaro Aguilar.
Más de 50 años dedicado a la imaginería, obras repartidas por toda España, grandes devociones en nuestra ciudad salieron de sus manos… Luis Álvarez Duarte, historia viva de la escultura hispalense. Cuando tan solo era un niño talló su primera imagen: “Era monaguillo. Tallé a la virgen de los Dolores en la misma iglesia”, recuerda el artistaQuizá, una de las obras más importantes de Luis Álvarez Duarte sea la madre del Cachorro: “La virgen del Patrocinio fue la consagración definitiva de Luis Álvarez Duarte en Sevilla”, afirma el imaginero. En su evolución como artista siempre ha intentado innovar buscando ser diferente al resto: “He intentado darle un aire nuevo a la imaginería, sin copiar a Juan de Mesa o Montañés”.
¿Por qué Luis Álvarez Duarte es escultor?
Por mis padres y por el cariño que siempre le he tenido a la escultura y a la imaginería. Es vocacional, siempre he sentido la pasión por ello. Cuando era niño me encantaba.
¿Qué recuerda de sus inicios?
Recuerdo cómo sacábamos en mi barrio, San José Obrero, la Cruz de Mayo. Yo hacía las vírgenes de barro. Fue una época maravillosa, por eso allí me pusieron una calle. Fui muy feliz.
Y más tarde gubia la virgen de los Dolores…
Era monaguillo de la parroquia y además estaba con Buiza en la casa de los artistas. Tallé a la virgen en la misma iglesia con tan solo 12 años.
Dolores San José Obrero. / Álvaro Aguilar.
¿Cómo ha evolucionado el mundo de la imaginería en Sevilla?
En ciertos aspectos está anclado. Yo he intentado incorporar novedades como el cristo Cautivo (San Pablo), el de la Sed o la virgen del Rosario (San Pablo) con unas caras muy diferentes. Pero es muy difícil, Sevilla es muy difícil. No se puede innovar demasiado. Siempre he intentado darle un aire nuevo a la imaginería, sin copiar a Juan de Mesa o Montañés. Por ejemplo en los peinados o en las facciones del rostro. En este sentido, la virgen de Guadalupe fue un fenómeno porque en Sevilla no había dolorosas `niñas´. La virgen del Rosario también es una talla muy actual, tiene una cara muy común hoy día. Son distintas al resto.
Importante que las cofradías hayan entendido la importancia de las restauraciones…


Sí. Con las restauraciones hay que tener cuidado. Hay restauradores muy buenos y hay otros que no. Muchos dicen que no modifican a las imágenes y, sin embargo, son los que más lo hacen. Limpian mucho a las imágenes. Pero, hay otros imagineros que sí saben lo que es la restauración, pero eso no interesa que se sepa. Un escultor que conozca totalmente el oficio sabe restaurar a una imagen.
¿Qué requiere mayor responsabilidad: una nueva imagen o una restauración?
Mientras más difíciles sean las restauraciones mejor. Por ejemplo, hace dos años he restaurado el crucificado de papelón del convento de la calle Santa Ana, y me ha llenado de orgullo porque el cristo estaba muy deteriorado. Ha quedado magnífico, le he devuelto el dominio al señor. Las monjas pensaban que no se podía arreglar.
Sobre la restauración de la Esperanza de Triana, ¿qué recuerda de aquello?
No fue restauración, sino aplicarle una policromía nueva. La virgen de la Esperanza estaba verde, al cristo sí lo restauré. La dolorosa tenía una policromía de Castillo Lastrucci que no tenía fondo, había que policromarla. Han pasado casi 30 años y la virgen ya ha cogido su pátina. Han sido una de las cosas más bellas que me han pasado, tengo unos recuerdos maravillosos. Sabía que era una gran responsabilidad, pero estaba seguro de lo que iba a salir.
El Gran Poder también pasó por sus manos…
En el año 1985, desde la nefasta restauración que le hizo Peláez del Espino, me eligió la hermandad como conservador de las imágenes junto con los Cruz Solís, mis maestros en restauración. Cuando ocurrió el desgraciado suceso de la agresión la corporación se puso en contacto conmigo, recibí una gran cantidad de llamadas. Me imaginé la gravedad del asunto. El problema no fue solo el brazo, sino que el señor tenía varios golpes. A día de hoy está maravilloso.
Besamanos de Nuestro Jesús Cautivo y Rescatado
| Foto: Tomás Quifes
Tras más de 50 años en la profesión, ¿qué es lo que le da fuerzas para continuar?
El hacer mejor el arte, la escultura, el no creer que he llegado a mi techo, crear, el afán de mejorar día es lo que me da fuerzas para continuar. Me encanta trabajar. Mientras tenga fuerzas para tallar seguiré, y me encuentro muy bien. ¿Para cuándo la retirada?. A mí no me va a quitar nadie, seré consciente cuando no pueda más. Soy artista, y moriré artista.
¿Se le puede tener devoción a una imagen que gubia uno mismo?
Sí, representa igualmente al señor y a la virgen. Cuando veo a mi virgen del Patrocinio de cerca me emociono, fue importantísima en mi vida.
¿Qué importancia tiene el vestidor en el resultado final de la virgen?
Siempre han existido unos vestidores magníficos en la Semana Santa de Sevilla. Para mí en nuestra ciudad hay dos imágenes que sobresalen por encima del resto: la Esperanza de la Trinidad y la Esperanza de Triana. Una buena dolorosa siempre lo será, pero si no es muy buena pero la visten de manera adecuada puede cambiar. Es muy similar a la moda de la mujer, los tocados van cambiando. Lo que no me gusta es que los vestidores vistan a todas las vírgenes iguales, cada imagen tiene que tener una personalidad. Eso es lo difícil.
De sus imágenes, ¿cuáles son las mejor vestidas?
Antonio Bejarano viste fenomenal a la virgen de los Dolores de San José Obrero, sin embargo, con Guadalupe no ha llegado a lo máximo.
¿Qué recuerda de la primera salida procesional de la virgen de Guadalupe?
Recuerdo a mi madre, a mi hermana… para mí fue increíble. Les decía a mis familiares que no comentasen que yo era el autor de la virgen. Fue desde San Bartolomé en una tarde maravillosa, un día mágico. De los que se recuerdan durante años.
¿Cuál es la obra a la que le guarda más cariño?
Cariño sentimental le tengo mucho a la virgen de Guadalupe porque la conocieron mis seres queridos. Es una imagen singular, la raíz de mi vida la ha conocido. Era un niño cuando la tallé.
Para muchos, la virgen del Patrocinio es la más singular…
Fue la consagración definitiva de Luis Álvarez Duarte en Sevilla. La virgen del Patrocinio… Antonio Gala me dijo una vez: “Solamente merece la pena haber nacido por tallar a la madre del Cachorro”. Es distinta, se hizo pensando en la dolorosa que se había quemado pero con un estilo propio. Conserva mi sello. Es una imagen que ha ganado con el paso de los años. A mí personalmente me lo ha dado todo. Le estoy muy agradecido.
Entrevista publicada en la web "De Nazaret a Sevilla".